miércoles, septiembre 12

De mi infancia


Ha llegado la hora de contar un poco de mi intimidad en este blog. Mi infancia fue un periodo marcado por la conviviencia familiar y el intento de las primeras relaciones sociales en la escuela. De niño era muy tímido, algo tengo aún de eso pero ya es mínimo. Me costaba trabajo socializar y normalmente me equivocaba en la elección de amigos, lo que generó a la larga una vida escolar en la primaria marcada por la mala conducta y los constantes recados a mis padres…


Pero no todo en mi niñez fueron malas amistades y reportes constantes de mala conducta. He de sentirme orgulloso de la relación que tuve con mi abuelo materno, fui al único nieto que paseo por la ciudad, principalmente a los viveros de coyoacán. Era una persona dura de carácter, hecho a la antigua, incapaz de demostrar sus sentimientos a pesar de ser capaz de complacer hasta mi más extraño capricho. Me quedé con ganas, porque algo heredé de él de seco, de demostrarle hasta el último de sus días lo importante que fue para mí como formador, que me enseñó las buenas cosas de la vida, que lo poco que sé de futbol lo platiqué con él, que me enorgullecía cuando ganaba en los juegos de baraja española y en el dominó dejando atrás a los más mañosos adversarios, en fin, un lujo de abuelo.


En cuanto al abuelo paterno no tengo mucho que decir, no conviví mucho con él. Cuando era niño y me llevaban a visitarlo, notaba su rostro mal encarado y su voz áspera de tanto alquitrán y nicotina al tiempo de que su vida ya estaba en los últimos escalones. Lo que sí puedo comentar en este momento y que justo me enteré hoy, es que le encantaba beber Don Pedro y Bacardí Blanco (Carta Dorada y Carta Blanca) y que se servía sus tragos cargados porque ya no le sabían. De hecho creo que ahí viene mi gusto y mi resistencia, me da gusto enterarme de lo que hacían mis abuelos, es un orgullo haber heredado un poco de todo eso.


En cuanto a las abuelas sólo puedo hablar de una, mi querida abuela materna, a la que le debo gran parte de mi educación mientras mi madre trabajaba, a la que cargó con la responsabilidad de criarme sin importarle ni su edad ni sus otras actividades, la que se sacrificó por que mi familia saliera adelante, la que dejó todo en pro de una vida mejor para sus descendientes. A mi abuela paterna no la conocí, cuando tenía 2 años falleció y nunca tuve un contacto que recuerde con ella, cuenta mi mamá que me quería mucho y que me auguraba una vida feliz junto a mis padres.


También soy afortunado en haber sido el consentido de la mayoría de mis tías. Al vivir en casa de mi abuela tenía contacto casi siempre con ellas, poco a poco, mientras estudiaba la primaria, veía como preparaban sus tesis y se titulaban, éramos más amigos que familia, me trataban fenomenal y claro, era su sobrino favorito.


Para los que no me conocen del todo esto es información valiosa, tardé tiempo en decidirme si revelarla o no, pero creo que fue la mejor decisión. Hablar de tu pasado siempre ayuda a comprender mejor el presente. Hasta la próxima…