domingo, julio 22

En México si hay y bien

Platicando con un colega acerca de algún tema para esta entrada, él sugirió tratar el tema de la gastronomía mexicana. Nadie me va a negar que en México existen platillos de talla mundial y sobretodo, deliciosos al paladar más exigente. Hace poco tuve la oportunidad de viajar por el país y degustar recetas inigualables. Por ejemplo, en mi estancia en Zacatecas probé las tradicionales Enchiladas Zacatecanas, simplemente especiales por su salsa. En durango, en el mismo recorrido, el Caldillo Durangueño, que en palabras de Luciano resultó extraño por su combinación pero muy sabroso al probar. En Mazatlán que mejor que los mariscos, estando allá probamos un coctel, nada extraordinario podría parecer, la diferencia es que el caldo es caliente y le da un toque magnánimo a los de por sí deliciosos productos del mar. Cómo no mencionar a Guadalajara y sus famosísimas Tortas Ahogadas y su exquisita Birria. Si hablamos del estado de Hidalgo, sus Pastes -los del centro, no los de la carretera- y la Barbacoa de Tulancingo nos dejan un buen sabor de boca no muy lejos de nuestra ciudad, anímense. Ya que hablamos de nuestra ciudad, ¿tenemos alguna comida típica? ¿los tacos esquineros? ¿las hamburguesas al carbon vendidas en carritos naranjas?, no lo creo. Lamentablemente, por ser una ciudad "cosmopolita" carecemos de algo propio y sobrevivimos robando ideas ya creadas por otro estado, en cuanto a la comida se refiere. Estamos inundados de comida sintética y sin valor nutrimental, nos invaden y reprimen franquicias transnacionales que transgreden nuestra identidad como mexicanos (McDonald's, Burger King, Starbucks, etcétera). Pero esto último no es una queja, sino un reflejo de lo que en nuestra tan querida y tan odiada ciudad podemos encontrar, ¿quién no ha ido a alguno de estos lugares?

Sin duda debemos sentirnos afortunados por la cantidad de opciones culinarias que tenemos en nuestro país. Claro, no mencioné ni una décima parte de los platillos que nos resaltan a nivel mundial pero puse un claro ejemplo de que el orgullo mexicano está en sus raíces, en su gente, en su sabor... Hasta la próxima...

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